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Luz, cuerpo, trauma

Antonio Méndez Rubio

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a palabra poetica de Antonio Gamoneda, dada su condicion extranada, danada e increible, responde a lo que comunmente se llama una voz interior. La expresion voz interior, como es sabido, se usa para nombrar una especie de palabra secreta, que nadie reconoce salvo quien no puede hacer otra cosa que oir su resonancia inesperada y peligrosa. Es de hecho la escucha de esa voz interior lo que vuelve a ese quien inesperado y peligroso de cara a los demas. Ahora bien, desde el desideratum que busca en el lenguaje la deuda con los otros, «que la luz sea / un acto humano», desde esa concepcion materialista de la escritura, la supuesta interioridad o abstraccion solipsista de la voz se puede ver de otra forma: la voz interior puede estar siendo, en la practica, solo una senal exterior a la supuesta voz exterior –cuando esta, a su vez, puede ser solo una voz mas interior aun pero cuyo ensimismamiento esta tan extendido por convencion que se ha vuelto invisible. Valdria entonces la pena recordar que toda voz es ajena, esta vinculada al peligro de la alteridad (y la alteracion), a una enajenacion tan aspera como dulce, liminar y mas aun en tiempos de crisis social y de soledad comun como son los nuestros. Hay que insistir en que ese lugar es, menos que un destino o un horizonte, un punto de partida, un hic et nunc que se sabe irrenunciable. Y ese lugar es el lugar de la muerte. Escribia Hermann Broch en La muerte de Virgilio que la poesia es «la mas extrana de todas las actividades humanas, la unica que sirve para el conocimiento de la muerte». No en vano el propio Gamoneda habia encabezado la seccion «Frio de limites», del Libro del frio, con estas palabras de Broch: «simbolo que es realidad, realidad que se torna simbolo ante el rostro de la muerte». Lo que pasa, sin embargo, con la escritura de Gamoneda, como el mismo ha subrayado muchas veces, es que es una poesia escrita «desde la perspectiva de la muerte», esto es, que no es la muerte aquello de lo que en ella se habla, o por lo menos no es asi ni siempre ni necesariamente, sino que la muerte es el lugar desde el que esta poesia se escribe, desde donde estos poemas pueden y deberian leerse. Hablar de la muerte es relativamente asequible, incluso por momentos reconfortante. Pero, ?cuantas veces, a lo largo de toda una vida, seremos capaces de hablar desde la perspectiva de la muerte? ?Hay algun otro sitio mas lejos del miedo?

https://doi.org/10.26754/ojs_tropelias/tropelias.201421887